El eslogan que utiliza el PP y su alcalde Jaime LLoret “La Vila más limpia que nunca” sólo es una falsedad más de sus típicos montajes propagandísticos, pero a nadie puede engañar puesto que a la vista de todos los ciudadanos y visitantes de nuestra ciudad está. Por desgracia, porque no es esa la imagen que queremos de nuestra ciudad, se evidencia claramente que el PP local cierra los ojos ante la suciedad y abandono al que está sumiendo la ciudad, y que está alcanzando cotas insostenibles, creyendo poder engañar a los ciudadanos ante la realidad que evidencian cada día.
Son cientos las denuncias ciudadanas que nos preguntan diariamente qué ocurre con la limpieza pública. ¿Quién es el concejal de aseo público? La respuesta es fácil. El responsable de aseo público es en realidad el alcalde, que es un cero a la izquierda dentro de un gobierno que nació con unos objetivos alejados del servicio a la ciudad.
Para el PSPV-PSOE de La Vila Joiosa, el problema de la limpieza de las calles de nuestro pueblo surge de la cordialidad existente entre el alcalde y la empresa concesionaria del servicio. Ésta última, centrada en ahorrarse hasta el último euro, mientras el alcalde obedece sin límite a las imposiciones de la empresa.
El paseo marítimo de La Vila, cuya inauguración está prevista a finales del mes de julio y que en estos momentos está terminado en un 90 %, presenta contenedores llenos de basura colocados en los lugares más inverosímiles.
El Partido Socialista vilero quiere manifestar que, previo a la firma del acta de replanteo, que tuvo lugar con el gobierno del socialista Gaspar LLoret, se llegó a un compromiso con el Ministerio y con el delegado de la empresa adjudicataria para que los contenedores del paseo estuviesen soterrados. La falta de acciones posteriores y acuerdos entre el Ayuntamiento y la empresa han hecho que estos contenedores desaparecieran como mejora con el visto bueno del propio Ayuntamiento, que aceptó un modificado a la baja presentado por la empresa adjudicataria.
Mantener la Vila más sucia nos cuesta tres millones de euros anuales a los vileros que pagamos religiosamente como una tasa, pero el resultado es obvio: El Alcalde recaudador aleja a los ciudadanos de un servicio de calidad. Jaime LLoret no quiere disgustar a la empresa exigiéndole que haga las cosas bien. Algún día puede que se demuestre el porqué.