viernes, 10 de septiembre de 2010

El concejal de Hacienda se apropia de una propuesta de la oposición sobre la revisión catastral y la presenta como una iniciativa suya

Fiel a su habitual táctica de apropiarse del trabajo ajeno, el equipo de gobierno tránsfuga del Partido Popular en el ayuntamiento de la Vila Joiosa, inicia el nuevo curso político con una nueva muestra de desvergüenza y cinismo que revela su auténtica catadura moral. Después de que los grupos de la oposicón, PSOE, Iniciativa Independiente, BLOC y Esquerra Unida presentaran el 19 de agosto una propuesta para la revisión de la Ponencia de Valores Catastrales, el señor alcalde, Lloret Lloret, hizo la pantomima de apoyar dicha propuesta con estas declaraciones literales a los medios de comunicación: “No nos duelen prendas adherirnos a una propuesta de todos los grupos de la oposición si están en juego los intereses de los ciudadanos”.

Pero la semántica y la decencia política no son el fuerte de los populares vileros, ni mucho menos del concejal carroñero que los apoya, ya que adherirse y apropiarse no significan, ni mucho menos, lo mismo. Después de tales declaraciones, y con fecha 1º de septiembre, el concejal de Hacienda, apoderándose del texto de dicha propuesta, la hace suya y la tramita con la pretensión de que sea presentada como propia y votada en el próximo pleno. La apropiación, podríamos decir que indebida, del susodicho concejal de Hacienda se produce (véanse las fechas) después de que el 30 de agosto, un informe de Tesorería sobre dicha propuesta termine en la mesa del concejal y no en manos de los grupos de la oposición a quienes iba evidentemente dirigida.

Ante tal actuación de estos cuatreros de la política, parece que la desfachatez es el único blasón que adorna a unos personajes que siguen viviendo del trabajo de otros compañeros de consistorio, vendiéndolo como propio. Pero en todo este ejemplo de filibusterismo político falta añadir otro elemento importante, como es la lamentable imagen de un alcalde que proclama adherirse a una propuesta de la oposición, y cambia de parecer cuando su concejal-Rasputín, ejerciendo sus notorias malas artes, le convence de que su actuación, posiblemente prevaricadora, es la que más le conviene en el terreno de la gestión política. Así las cosas, que Dios proteja a la Vila de unos representantes municipales como los del Partido Popular, embarcados en la pendiente de un creciente desprestigio y manipulados por ambiciosos advenedizos sin ningún tipo de escrúpulos.